
Las luces comenzaron a apagarse en el gran edificio de oficinas en el que trabajaba, dando punto final a otra semana aburrida y repetitiva. Dejó apartada la gran montaña de papeles en la que se encontraba y se dirigió a su coche, decidido a acabar con la rutina una semana más.
Muchas veces se había preguntado qué demonios estaba haciendo en aquella oficina, entre papeles y olor a tinta pasada en el aire. Sólo los viernes,...