Lo veía todos los días. Lo veía en sus ojos oscuros cuando estaban llenos de tristeza y rabia. Lo veía en su forma de hablar, cuando sus palabras no conseguían llegar a sus oídos, cuando aquellas palabras se desvanecían antes de salir de sus finos labios.
Lo veía en el momento en que posaba su mirada sobre él cuando entraba en clase, siempre tarde, por la mañana. Lo veía cuando pasaba a su lado, sin mediar palabra, pero queriendo decir algo....