Jäger (The Hunter) ~ Hunklopedia

domingo, 23 de febrero de 2014

Jäger (The Hunter)

La oscuridad envolvía toda la sala. La gente bailaba, muy cerca los unos de los otros, y sobre ellos caían de vez en cuando las luces de los focos del techo, deslumbrándolos durante una fracción de segundo para volver a sumirlos en la oscuridad. La música retumbaba en su cabeza mientras observaba toda la escena desde su puesto.

Con la espalda apoyada en la pared sorbía lentamente de su copa mientras observaba cada mínimo detalle de la escena ante el. Dos metros delante de él una pareja compartía un beso, algo más adelante un chico deslizaba sus manos bajo el pantalón de su compañero de baile mientras lo besaba con fuerza. En la pared contraria otros dos chicos se estaban enrollando, uno besaba el cuello del otro mientras éste dejaba que le metiera mano; mientras que en la barra un chico de mirada picarona flirteaba con el camarero. Dio otro sorbo a la copa mientras intentaba dar con lo que había venido a buscar, parecía que, como cada noche de fiesta, volvería a casa sin encontrarlo.



Echó la cabeza atrás y soltó un suspiro, el alcohol estaba empezando a hacer efecto. Cerró los ojos unos segundos y cuando los abrió y volvió a ver de nuevo su coto de caza particular se percató de que algo había cambiado en la sala. Recorrió rápidamente la sala con la mirada hasta que lo vio entrar, aquella era la presa que había estado esperando. Lo vio atravesar la multitud y llegar a la barra a pedir. Lo observo de nuevo, era su tipo: Alto, pelo oscuro y corto, muy masculino, con barba de un par de días, espalda ancha y atlético, pero sin exagerar. Llevaba puesta una camisa blanca bajo la cazadora de cuero, algo que le encantó. Unos instantes después de pedir se mezcló de nuevo entre gente, hasta perderse de vista. Maldijo para sus adentros mientras apretaba la copa con fuerza, por cosas como aquella no le gustaba beber.

Intentó sin éxito volver a encontrarlo, cuando estaba a punto de rendirse y volver a casa apareció. Se acercaba peligrosamente hacia él, permaneció inmovil hasta que se colocó a su derecha, apoyado en la pared, junto a él. Procuró no mirarlo mientras hacía que bebía algo más, a la hora de la verdad no solía acobardarse, pero llevaba esperando mucho tiempo a que apareciera alguien que realmente le gustara, con lo que los nervios afloraron. No hicieron falta palabras, pues su presa se acercó a su oído para que le pudiera escuchar:

- ¿Hay algo interesante hoy? - le preguntó levantando algo la voz.
- No - dijo dubitativo - Lo de siempre, supongo.
- ¿Entonces que estás buscando en la pista? - le preguntó, interesado.
- Tres metros hacia delante hay una pareja metiendose mano, llevan así más de una hora - dijo apuntando discretamente con el dedo - Dos metros hacia la derecha hay otra pareja besándose, el chico a un metro de ellos lleva mirándolos toda la noche con odio, supongo que está celoso - dijo girando el dedo - En la pared de enfrente los dos chicos que antes estaban dándose el lote se han escabullido hacia el váter, no te recomiendo cortarles el rollo. El chico en la barra se ha cansado de flirtear con el camarero y ha preferido encontrar a alguien más joven a quien cortejar... tal que ahí - dijo señalando su último objetivo.
- Interesante - dijo sorbiendo su copa - Muy observador.
- Una capacidad que he trabajado con el tiempo.
- Pues yo tengo otra - dijo dejando la copa a un lado, agarró su mano y tiró de ella amablemente - Deja que te enseñe.

Tras dejar la copa a un lado también bailaron juntos durante un rato, cazador y presa, aunque en aquél momento los papeles eran algo confusos. No era el mejor bailarín pero consiguió seguirle el ritmo, vio cómo el sudor le bajaba por el cuello de la camisa mientras bailaba. Estaba claro que había atracción entre los dos, pues ambos se tocaban sutilmente entre paso y paso, sin apartar la vista de los ojos del otro. En algún momento de aquél baile, cuando quedaron más cerca que nunca, notaron un roce en la entrepierna. Esta era su noche de suerte. Después de un buen rato de baile volvieron a la pared, esta vez él era presa de aquél desconocido, en cuanto lo rodeó con sus brazos y le dio un beso en la boca. Saboreo aquel beso esperado, por una vez había encontrado lo que quería.



A tres kilómetros de ahí las puertas del apartamento en el que vivía se abrieron y cerraron rápidamente, minutos después estaban disfrutando de aquella noche de caza en compañía, una de las mejores que habían tenido ambos hasta la fecha.


Con cariño a mis Dark Mariconas

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