Saw You In The Office ~ Hunklopedia

jueves, 13 de septiembre de 2012

Saw You In The Office

"Las luces de la oficina en la que estaba trabajando se fueron apagando como cada tarde. Piso por piso y habitación por habitación la luz se extinguía, haciendo que la oscuridad y la soledad de aquél edificio se apoderara de todos los que todavía permanecían ahí.
Siempre se quedaba a trabajar hasta tarde, poniendo al día los informes en su pequeño espacio de trabajo, aquellas tres paredes de plástico que apenas le dejaban sitio para estirar las piernas. La luz del flexo iluminaba la mesa llena de papeles junto a la pantalla del ordenador, todavía encendido y repleto números parpadeantes.
Se llevó las manos a los ojos y se los frotó para relajarlos, estaba siendo un día muy duro, más de lo habitual. Apoyó los codos en la mesa y se llevo las manos a la cara, "a ese paso no terminaría nunca" se dijo a si mismo.


De repente una pequeña bola de papel le golpeó la cabeza y cayó delante de él, junto al teclado del ordenador. Asustado, miró hacia arriba para ver de donde provenía aquella bola, pero aquella oscuridad no dejaba ver nada más que su puesto repleto de papeles sin terminar. Tomó la bola en sus manos, parecía que había algo escrito en ella. La abrió y, efectivamente había un mensaje en ella:

- ¿Todavía sigues aquí?

La letra le resultaba familiar, pero no logró asociarla a nadie. En el fondo de la habitación se iluminó un cubículo, era el único iluminado aparte del suyo. Entonces cayó en la cuenta de quién estaba ahí, era alguien que conocía de vista. Lo veía sólo unos minutos al día, junto a la máquina de café, a veces se saludaban antes de volver a trabajar.
Rompió un pedazo de papel y escribió en él:

- Sí, y todavía queda trabajo que hacer. ¿No vuelves a casa?

Lanzó la bola hacia el cubículo de su compañero con la esperanza de que llegara. Volvió a ponerse delante del ordenador hasta que un poco después otra bola cayó sobre él. La abrió y leyó el contenido:

- Estoy igual que tú, parece que el trabajo no se acaba nunca. Ojala se desvanecieran todos los números del ordenador.

Estaba pensando en lo mismo en aquel momento. Recordó la primera vez que coincidieron en la máquina de café. Su compañero era un hombre atractivo a su parecer, además el traje le favorecía mucho. Aquella vez no intercambiaron muchas palabras, pero sí una larga mirada a los ojos. No le gustaba hacerse muchas ilusiones al respecto, pero había algo en esa mirada. Algo que conocía muy bien. 


Volvió a escribir en otro pedazo de papel:

- Ojalá! Me daría más tiempo para hacer otras cosas que no fueran trabajar :). Eres Eric, ¿Verdad?

Lanzó de nuevo la bola hacia su cubículo, esta vez con una sonrisa en la cara. Recordó la sonrisa de su compañero de trabajo, a pesar de no hablar mucho con el lo observaba desde donde tomaba el café, mientras hablaba con más gente, mientras reía y, a veces, se giraba para saludarlo y devolverle la mirada y alguna que otra sonrisa. La contestación llegó volando:

- Si, y tú eres Marc. Te conozco de la máquina de café. Y qué harías con más tiempo?

Marc escribió exactamente lo que pensaba en otro trozo de papel, era algo que llevaba demasiado tiempo rondándole por la cabeza:

- Conocerte mejor.

Tuvo dudas en aquél momento, tal vez había sido precipitado escribir aquello, pero lanzó la bola. Aquel curioso proyectil acabó un par de mesas más atrás de donde le correspondía. 
Marc maldijo su puntería antes de caminar. Se levantó de la mesa y abandono aquél cubículo desordenado para buscar el mensaje. Sorteó las mesas en la oscuridad y se puso de rodillas para buscar aquel trozo de papel. Sin darse cuenta se dio un golpe muy sonoro en la cabeza mientras buscaba su mensaje. 
El ruido se había escuchado en media habitación, pero no pareció importarle, continuó con su búsqueda hasta que el sonido de unos pasos junto a él le interrumpieron.
Era Marc, y tenía la bola que había lanzado en sus manos. No sabía qué hacer. Trató de ponerse de pié pero se golpeó de nuevo en la cabeza con la mesa, más fuerte que antes. Se llevó las manos a la zona del golpe. Marc se agachó rápidamente para ayudarlo, le puso sus manos en la cabeza entre risas: "Menudo golpe te has llevado" - dijo - "Deja que te ayude".
Le tendió la mano para que se pudiera levantar, cuando estuvieron cara a cara ninguno de los dos soltó la mano del otro. Volvieron a compartir aquella mirada, clavando los ojos en los del otro. Le empezó a sudar la mano, nunca había estado tan cerca de él.

- Yo también quiero conocerte mejor, si me dejas - dijo Marc.

Tras pronunciar aquellas palabras Marc lo besó en los labios. Eric se rindió a él y a la pasión y lo abrazó con todas sus fuerzas mientras continuaba aquél beso que ninguno quería que terminara. 
Tras un buen rato de pasión fueron a casa; tras quitarse toda la ropa a medida que llegaban a la habitación se metieron en la cama.
El sexo fue increible.
Cuando terminaron ambos se abrazaron y volvieron a besar, mientras se decían el uno al otro todo el tiempo que habían deseado hacer aquello que estaban haciendo.
Fue el comienzo de una larga y especial amistad.


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