No había ninguna luz encendida en
la calle bien pasada la medianoche. Las calles estaban vacías desde hacía
tiempo y sólo una brisa helada ocupaba los caminos por los que, hacía sólo unas
horas, habían pasado cientos de estudiantes dirigiéndose a una fiesta. Dos de
ellos, pareja desde hacía tiempo, habían preferido aprovechar una de las pocas
ocasiones que tenían su piso vacío en vez de unirse al gentío.
Aquel piso era un ir y venir
continuo de gente, todos sus ocupantes estudiaban la misma carrera, con lo que
se conocían bien y eran buenos amigos. Jake vivía ahí desde hacía 2 años, desde
entonces no le había quitado el ojo de encima a uno de sus compañeros de piso,
Mike, con el que compartía habitación. Pelo corto, algo bajito y rostro
redondeado; a pesar de su estatura tenía un cuerpo de infarto, fruto de su
afición (casi obsesiva) por el deporte.
A pesar de sentir un gran deseo por él, no parecía que sintiera la misma
atracción, y si lo hacía, no lo demostraba.
Jake conoció a su pareja, Alan,
hacía más de medio año. Fue un flechazo y no tardaron mucho en formalizar su
situación, pues ambos estaban acostumbrados a conocer a mucha gente sólo por
diversión. Las noches que pasaban juntos en aquél piso eran intensas, lo
suficiente como para olvidarse de todo lo demás. Alan había conocido también a
todos los compañeros de Jake, y Mike le resulto el más atractivo con
diferencia. A veces bromeaba sobre el hecho de que un día podría convencerlo
para que se acostara con los dos, de que se uniera a la fiesta. Todo quedó en
una broma, hasta aquella noche.
Aquella noche iban a estar solos,
como de costumbre. Habían estado follando desde después de la cena, Jake estaba
tumbado sobre la cama mientras Alan estaba sobre su ingle con las rodillas
apoyadas en el colchón. El rabo erecto de Jake se deslizaba por el ano dilatado
de Alan a buen ritmo, haciendo que ambos disfrutaran al máximo el uno del otro.
Poco después Jake empujó con su mano el pecho de Alan, para que cayera de
espaldas sobre la cama, poco después Jake estaba de rodillas, follándolo con
más fuerza mientras sostenía los pies de Alan con las manos.
De repente se escuchó un ruido en
la calle, pero ninguno de los dos le dio importancia. Unos instantes después
Mike abrió la puerta del dormitorio. Fue un instante de sorpresa para todos,
ninguno se movió un centímetro de donde estaban por el susto. Mike desprendía
un tremendo olor a alcohol, estaba sonrojado y costaba imaginar que todavía se
mantuviese de pie. Alan, ante la incómoda situación que tenían delante, no pudo
evitar decir lo que llevaba tanto tiempo queriendo decir: “Bueno, qué, ¿te unes
a la fiesta?”.
Mike se quedó mirándolos a los
dos, un pequeño bulto se hacía notar en su entrepierna, tal vez fuera efecto
del alcohol, pero estaba cachondo, y la pareja se dejó llevar por el momento.
Jake salió del interior de Alan, y le tendió la mano a Mike, éste la cogió y se
dejó caer en la cama entre los dos. Ambos empezaron a desnudarlo poco a poco,
primero le quitaron el pesado jersey que llevaba y finalmente la camiseta,
tenía un cuerpo muy bonito. Los dos le besaron el cuello a la vez y acariciaron
su pecho con las manos, después Alan lo besó en la boca en un beso que, aunque
ambos trataran de negarlo, habían esperado mucho tiempo. Jake lo besó también
en cuanto tuvo la ocasión, haciendo realidad su fantasía.
Mike parecía disfrutar del
encuentro fortuito que habían tenido en su habitación. La tensión en sus
pantalones aumentaba a medida que su compañero de habitación y su novio lo
besaban y acariciaban. Se desprendió del resto de su ropa, quedando totalmente
desnudo a merced de aquella pareja con la que nunca pensó que haría nada. No
era muy consciente de lo que estaba pasando, pero se dejó llevar.
Alan comenzó a chupar el miembro
de Mike mientras Jake se puso detrás de él, besando su cuello y acariciando su
pecho con las dos manos, de vez en cuando pellizcaba sus pezones, los leves
gemidos que soltaba parecían indicar que era algo que le gustaba de verdad.
Mike estaba disfrutando como nunca imaginó que disfrutaría con dos hombres.
Poco después Jake empujó la
cabeza de Mike hacia el rabo de Alan, dudó al principio, pero luego comenzó a
lamerlo. Alan agarró su cabeza con las manos para guiarlo mientras Jake lamía
el ano de Mike. Una vez que tuvo el culo preparado Jake se cambió de condón y
comenzó a follarlo, muy despacio al principio, pues supuso que nunca lo había
hecho.
Mike se quejaba al principio,
pero después de acostumbrarse parecía disfrutar. Los tres estaban en éxtasis.
Jake continuó empujando su rabo por el culo de Mike mientras Alan disfrutaba de
su boca en su rabo. Tras un rato ninguno de los tres podía más, había llegado
el momento de descargar. Alan se puso entre los dos para recibir la leche de
ambos, segundos después tres generosos chorros de lefa cubrieron su cara y
pecho.
Los tres soltaron un largo
suspiro y se besaron de nuevo entre ellos, había sido toda una experiencia que
esperaban repetir algún día.
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